ARGENTINA, ricordando Cristina Galzareno (e gli altri)



 2  de noviembre de 2012

DIÁLOGO CON "EL TULA" ESTEBAN SANTAMARÍA - H.I.J.O.S. ZONA - OESTE 
"Con las mismas palabras" (con le stesse parole) -

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El Tula besa a su hija durante el homenaje a Cristina Galzareno (izquierda) en  la  calle Leiva.
Abajo: vista parcial  de los asistentes

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Cristina Galzerano y José Luis Tagliaferro tuvieron su homenaje, el pasado 27 de octubre, en la misma calle del barrio de Chacarita, donde enfrentaron -en combate épico y desigual- a la patota militar de Campo de Mayo hasta sus últimas municiones, con toda la fuerza de su convicción moral. Las paredes memoriosas aún retienen los orificios que trazaron las balas asesinas. Cristina fue herida en combate y luego rematada donde hoy está la baldosa que los recuerda, José Luis nunca apareció. Ambos militaban en las filas Ejército Revolucionario del Pueblo. El "Tula" Esteban Santamaría -hijo de Cristina- organizó el acto popular junto a H.I.J.O .S. Zona Oeste e Hijos La Plata. También estaban presentes, entre otros: vecinos del barrio (algunos recordaban el tiroteo, el valor y el ensañamiento); Familiares de los caídos, militantes setentistas, Bloque Piquetero, T.O.R.R.E., Pañuelos en Rebeldía; Comunicación por la Libertad y la Agencia Rodolfo Walsh. El artista popular Abelardo Martín le puso letra y música a las canciones que recorrieron décadas de luchas argentinas y latinoamericanas. Luego de que El Tula abriera el micrófono con un profundo relato de lo vivido con su madre, distintos compañeros y compañeras enhebraron contenidos que unieron el pasado con el presente y el futuro. Así fueron denunciados el terrorismo de Estado pleno de la dictadura y el que hoy mata y tortura, por caso, en las cárceles, las comisarias y los barrios más pobres del país. Por su parte, en este diálogo con AW, el Tula habló de su madre y de su hija; narró momentos dramáticos y felices, rememoró la voz de Cristina en cuentos infantiles  y los estampidos de ráfas de metrallas, refirió a derrotas y victorias, rastreó en los tiempos transitados e indagó en los días por venir.

-¿Qué recuerdos, qué palabras, qué hechos de tu vieja sentís que te marcaron?
- Sobre todo los momentos que compartíamos. Estos momentos que son los que fortalecen los vínculos entre madre e hijo. Estas pequeñas cosas: salir juntos, ir a la plaza, jugar con ella. Ir a su trabajo, o acompañarme al colegio... Ella por las noches solía hacerme la cena, bañarme, acompañarme a dormir y leerme un cuento. Eso hizo la última vez, luego cerró la puerta y nunca más la volví a ver.
-¿Te habló sobre su militancia?
-Sí. Mi mamá tenía una particularidad. Ella había elegido, al igual que sus compañeros, contarles a sus hijos que ellos formaban parte de una militancia política. Ella los nombraba como "los compañeros". Me explicó que luchaban para que no haya más pobreza.... Los hijos de estos militantes solíamos acompañarlos a las reuniones. Mientras ellos hacían política nosotros jugábamos a un costado. La militancia de Cristina era en la guerrilla, y había cuestiones de seguridad, sobre todo a partir del ‘76, con el golpe de Estado. En los últimos dos o tres años, comenzamos a vivir de casa en casa. Estábamos un mes en un lado, un mes en otro. Nos movíamos todo el tiempo en la zona Norte del Gran Buenos Aires. Después volvíamos un mes a Chacarita, nos volvíamos a ir... y bueno,.. Mi mamá me explicaba que esto no debía contarlo en el colegio, que cuando venían compañeros a reunirse en una plaza o una casa, no tenía que llamarla por su nombre. A veces recuerdo que venían compañeros con la cabeza gacha, mirando al piso para no reconocer las calles, y nosotros no teníamos que preguntar nombres, por ejemplo. Acompañábamos esta situación con total naturalidad.
¿Y también ella se preocupó por prepararte por si le sucedía algo?
Si. En ocasiones me decía que era posible que ella se vaya al cielo pero que dentro un tiempo, quizá largo, nos íbamos a encontrar. Mi mamá usaba libros además de sus palabras. Hay un libro que sobrevivió a la patota de los milicos: "EL país de los colores; El país del amor", de Polo Dabal, preso político uruguayo. Ese texto habla de los ideales, y de que donde para algunos empieza la muerte para otros la vida. Que había cuestiones que muchos en la superficie no podían ver pero ellos sí veían y por eso ellos luchaban hasta con su propia vida. Y la prueba está en que ellos, cosa paradójica, desde su muerte o su desaparición, se nos representan hoy como si estuvieran más vivos que nunca. O sea que los milicos que fueron a mi casa y a las casas de muchos compañeros, nunca van a ser recordados. En cambio los que fueron asesinados y desaparecidos vuelven todo el tiempo en la memoria, en la admiración del resto de los compañeros, desde el corazón, desde reivindicar su lucha y su ejemplo.
-¿Cómo vinculás la lucha de aquella militancia a la realidad de este presente?
-Lo que más me preocupa es poder tomar ese pasado y escribir una historia subjetiva de ese pasado. Nuestra historia, la historia de los familiares y de los hijos. Y digo subjetiva porque nosotros no podemos pararnos a un costado y analizar ese pasado desde un lugar neutro. Tomamos partido y reivindicamos esos ideales por los cuales ellos lucharon: la revolución, el socialismo. Un proyecto político que ellos habían tomado a partir de haber vivido el proceso latinoamericano de la Revolución Cubana. Habían vivido un montón de situaciones en Argentina de persecuciones políticas, de proscripciones. Y quedaba había demostrado que el modelo "democrático" tenía un agotamiento.
-Las causas que habían motivado el compromiso de Cristina siguen vigentes y agravadas, ¿no? Aunque los nuevos tiempo exigen nuevas respuestas....
-Es así, porque el Estado, que fue el que armó el genocidio en Argentina, sigue en manos de las mismas clases dominantes en el poder, que apoyaron el golpe como mecanismo total de exterminio a los militantes cuestionadores. La represión no empezó en el 76, sino mucho antes: con el Cordobazo. El Cordobazo marcó un punto de inflexión para las clases dominantes. Ahí empezaron ellos a preparar un modelo represivo. Además de que a nivel mundial había un contexto favorable con el imperialismo para cambiar las reglas. Con el neoliberalismo, la flexibilización etc. Y en Argentina no podían torcer el brazo a la resistencia.
- El proyecto de los compañeros fue derrotado, aunque no vencido. Hay una diferencia conceptual entre estas dos cosas. Entonces cuál es tu posición ante la permanencia de las causas.
-Yo creo que hoy en día sigue vigente ese espíritu combativo. Sigue estando, quizá no en las mismas prácticas políticas de los compañeros de los 70, pero sí en la lucha de compañeros que siguen peleando desde la izquierda, los bloques piqueteros, las organizaciones sociales, todos los agrupamientos alternativos. Creo que la dictadura derrotó a la guerrilla y todo un pueblo, pero no venció a esos ideales que hoy están presentes en un montón de compañeros. El proyecto del genocidio se pudo dar en la Argentina porque hubo un sector de la sociedad que lo apoyó claramente. No fue un grupo de militares solamente, ni de militares y empresarios nada más, sino que hubo un sector importante de la sociedad que bancó ese genocidio. El mismo sector que apoyó el desguace del Estado desde el neoliberalismo y que todavía sigue estando. Un sector de la sociedad mira para un costado. Manipularon las conciencias y ya no son necesarias las dictaduras, pero son indispensables los medios de comunicación para el dominio. Hoy tenemos que enfrentar ese dominio.
- Las causas son las mismas y hasta peores, el ordenamiento desigual se ha profundizado. Existen hombres y mujeres que son descartados de la producción y de la vida, porque ya no son necesarios ni para la explotación. Entonces, ¿Cómo luchar ahora?
-¿Cómo luchar? Primero, reflexionar haciéndole frente a este modelo que sigue siendo una sociedad de privilegios, donde el excedente se lo quedan unos pocos. Y la única salida sigue siendo, en esencia, la que proponían los compañeros de los 70. Transformar esta sociedad por otra donde no haya diferencias de clases. Esa es la cuestión de fondo. Las tácticas, las estrategias y las acciones que de ella se deriven podrán modificarse de acuerdo a las circunstancias concretas, pero la esencia de la lucha por la libertad no se ha modificado desde Espartaco a nuestros días.
¿Cómo te sentiste en el homenaje a tu mamá y José Luis?
-Sentí que fue muy importante. Me sentí muy bien porque la importancia está en que una pudimos resignificar el lugar. Ocupamos el espacio público por fuera de lo que es el aparato oficial del Estado, la memoria oficial. Lo hicimos con familiares y compañeros de José Luis, con HIJOS de Oeste y de La Plata, organizaciones piqueteras, etc. Yo me sentí muy contento. La emoción, a veces, cuando uno está ahí, hace que uno recuerde muchas cosas, a pesar del paso de los treinta y cinco años, hace que uno se quiebre un poco. Pero más allá de los que a mí me pase, me parece muy valioso que se cuente lo que sucedió en el pasado. En este caso, puntualmente les podemos poner su nombre, se llamaban Cristina y José Luis, pero lo importante es que esta historia se socializa, deja de estar invisibilizada y pasa a ser parte de la memoria.
-Aparte se le dio otro contenido, ¿verdad? Porque hay quienes toman el pasado para dejarlo como algo estático y allí tuvo otra direccionalidad, fue una plataforma desde la cual plantear la lucha en el presente y a futuro, ¿no?
-Por eso te decía que para mí fue importantísimo poder reflexionar como lo hicimos con los compañeros en cómo se llega desde aquél pasado a este presente. El otro día discutía con un militante respecto de cómo una cosa lleva a la otra a lo largo de los años. Por ejemplo el asesinato de Mariano Ferreyra no empezó el día de su muerte sino mucho antes, cuando en el 1993 miembros de este gobierno, entre otros, votaron la Ley de Flexibilización Laboral. Porque a Mariano Ferreyra lo asesinaron los defensores de esa flexibilización laboral, que les fue posible imponer en Argentina porque hubo un genocidio. O sea que hay que entender los procesos históricos enmarcados en un proceso de larga duración, no como hechos de un solo día como te los quieren vender. Del mismo modo, se puede decir que la lucha de Cristina y otros tantos compañeros servirá para resignificarla hoy y en un futuro también y así cargarnos de valores. Porque, serán otras las luchas porque el momento es otro, pero la esencia es transformar este ordenamiento desigual en uno justo y digno. Creo que el ejemplo de los cientos de miles de compañeros que en los 70 pelearon, que hoy no están, o que fueron en cana o marcharon al exilio, sembró y dejó huellas que hoy sirven para poder pensar en el futuro en base a esa experiencia.
-¿Cómo le transmitís a tu hijita estas cosas? Hablás con ella de algún modo sobre esto?
Sí. Claro que hablamos. Yo recuerdo que una vez estábamos en la estación de Lanús con mi mamá y había unos nenes sentados en la vereda y mi ella me agarró de la mano y me dijo: "¿ves esos nenes?. Esos nenes son pobres y sufren por eso. Para que no haya más pobres, para eso luchamos nosotros". El otro día le conté a mi hija que íbamos a hacer un homenaje a su abuela y a su compañero. Ella sabe que su abuela está en el cielo. Sabe que tuvo una abuela y sabe su nombre. Cuando sea un poco más grande va a comprender que fue lo que pasó. Es pequeña pero entiende algunas cosas, sabe que su abuela luchaba por los niños, para que todos puedan comer, para que pudieran ser felices. A Cristinita se lo explico con las mismas palabras con que mi madre me hablaba a mí. Con las mismas palabras.
Oscar Castelnovo








 

AGENCIA DE COMUNICACIÓN  RODOLFO WALSH

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